Tras ser abandonado por su padre cuando aún era un niño y tras ser criado por su madre, una persona emocionalmente inestable, la única vida que conoce Peel Munter (Emile Hirsch) se encuentra entre las cuatro paredes de su casa de toda la vida. La muerte de su madre cambia radicalmente sus circunstancias, viéndose forzado a alquilar varias habitaciones de su hogar a personas desconocidas a las que pronto comienza a considerar su nueva familia. Sin embargo, sus nuevos amigos no tardan en traicionarle, algo que lleva a Peel Munter a buscar desesperadamente a sus hermanos, con los que perdió el contacto hace algunas décadas.