Un despiadado grupo de matones obliga a la apacible e ingenua Nami a asesinar a la hermana de su prometido. Este hecho, inevitablemente, arruina su futuro matrimonio y provoca el desembarque de la pobre muchacha en la cárcel de mujeres más brutal que haya existido. Una vez dentro de la cárcel, decide dejar de ser una víctima a toda costa, y termina siendo más fuerte e incluso más perversa que la más lunática de las reclusas del lugar. Un tiempo después, escapa de la manera más insólita, consigue que un misterioso hombre le enseñe técnicas de lucha y regresa a las calles para vengarse de los matones que destrozaron su vida. A partir de ese momento, Nami decide abandonar su nombre y convertirse en Sasori.